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Dimensiones Formativas

Dimensión Espiritual

La Dimensión Espiritual en la formación sacerdotal es de máxima importancia. Permite configurar al ministro sacerdotal y profundizar su relación con Cristo. Aquí, el Espíritu Santo crea una comunión de vida y amor con Jesucristo, permitiendo al sacerdote asimilar y vivir conscientemente esa relación. Es un camino de santificación en el amor a Cristo y a la Iglesia, preparándolo para ser un discípulo misionero y heraldo del Reino de Dios.


Dimensión Académica

La Dimensión Académica en la formación sacerdotal es fundamental. Su objetivo es construir en el candidato al ministerio sacerdotal un pensamiento ajustado a la realidad. A través de las ciencias filosóficas y el programa teológico, se adquiere una visión crítica y completa de sí mismo, del mundo, de las relaciones humanas, de la sociedad, de la creación y de Dios. Esta formación intelectual capacita al futuro sacerdote para comprender los valores propios del ser pastor, encarnarlos en la vida y transmitir el contenido de la fe de manera adecuada

 

Dimensión Humano-Comunitaria

La Dimensión Humano-Comunitaria en la formación sacerdotal es de máxima importancia. Durante este proceso, el sacerdote debe cultivar y profundizar su sensibilidad humana para comprender las necesidades de las personas, acoger sus ruegos, intuir preguntas no expresadas y compartir sus alegrías y penas. El sacerdote también debe ser capaz de dialogar con todos, conocer la experiencia humana del dolor y enriquecer su propia humanidad. Siguiendo el ejemplo de Jesús, quien compartió nuestras emociones y experiencias, el sacerdote se convierte en un puente hacia Cristo para los demás.


Dimensión Pastoral

La Dimensión Pastoral en la formación sacerdotal es esencial para preparar a los futuros pastores. Aquí algunos aspectos clave:

  1. Identidad Cristiana y Vocación Sacerdotal:
    • Afianza la identidad cristiana y la llamada al sacerdocio.
    • Fomenta una sólida espiritualidad de comunión.
  2. Dócil al Espíritu Santo:
    • El seminarista debe ser dócil a la acción del Espíritu Santo.
    • Ser un fiel discípulo de Jesús, dispuesto a la misión.
  3. Caridad Pastoral:
    • El futuro ministro debe vivir la caridad pastoral.
    • Servir a todos, especialmente a los más necesitados y pobres.